En diciembre de 2020, el poeta y profesor Francisco Ruiz Noguera me escribió para pedirme unos poemas para una antología. Hace bastantes años había publicado otra, Frontera Sur, con los poetas jóvenes malagueños de entonces; y quería repetirla, en una especie de movimiento circular en el que los más jóvenes de aquel libro seríamos los más viejos de éste, a su vez empujados por los chavales de ahora. Le dije que sí, pero claro, había un problema: llevaba años sin escribir una sola línea, y al menos algún texto nuevo tenía que entregar. Dándole vueltas al asunto de qué pinto yo en una antología de poetas si ya no escribo, estando en la ducha (como dije el otro día, escribimos en los márgenes de nuestra vida) se me ocurrió este poemita.
5 años sin escribir
Si ya no soy poeta
nunca lo fui ni lo seré
y el día que muera jamás lo habré sido.
Si aún soy poeta
también debo ser todo mi pasado:
niño con miedo, joven que busca, hombre perdido.
Si aún soy poeta lo seré para siempre.
Quizá escriba un nombre azul en piedra y lo entierre
para que en un futuro imposible algún ser azaroso se pregunte
qué significan esos símbolos absurdos;
para que dios se lo encuentre cuando, apagado el universo,
lo desmigaje entre sus manos para empezar de nuevo
como un niño que deshace sus figuras de arena.
Si aún soy poeta lo seré para siempre
en el tiempo infinito que pasa entre esto que escribo
y esto que lees.
Infinito como una rosa fractal de posibilidades.
Infinitos universos entre mi poema y tus ojos
que pueden transcurrir en un segundo que no ocurra jamás.