Non serviam

explorar un sentimiento con el alma de un cartógrafo
un marinero que se lanza solo
al mar, hic sunt dracones por derrota
en busca de una tierra cambiante, procedural,
donde todo ocurra por vez primera
cazar un recuerdo como un niño cruel un insecto
y arrancarle las patas una a una
y dejarlo temblando al sol
sólo por divertirme
mirar el mundo con ferocidad
hasta que mute y cambie ante mis ojos
retorciéndose asustado debajo
de mi luz inmisericorde
como los focos de un campo de concentración
jugar con palabras como cuchillos clavos óxido alambradas
matar al hermano sólo por ser Caín
escribir en los márgenes y el ruido
en la confusión y el silencio
sin esperar el momento perfecto la idea perfecta el poema perfecto
sin esperar nada más que ser libre, libre de todos los ojos
sin esperar
sacrificar la verdad a los pies de la belleza
sacrificarlo todo
sacrificarlo
todo


Después de mucho, mucho tiempo sin ganas de escribir, de unos días para acá se me ha vuelto a encender la chispa; y ahora se siente como si hubiera estallado en pedazos el muro de una presa. Dándole vueltas a las razones de mi bloqueo, que ha durado muchos años, creo haber encontrado una explicación: en primer lugar, la falsa necesidad de esperar un buen momento para escribir, algo imposible para casi cualquiera. En segundo, mi autoexigencia: tras unos años de carrera artística breve pero intensa, en cierta forma me costaba sentarme a escribir sin pretensiones, sin exigencia. Sin tener una gran idea, y siendo consciente de que no tengo tiempo (una vez más) para pulir ideas mediocres o dedicarme a leer y explorar hasta encontrar algo digno. Pero la necesidad de crear sigue estando ahí, supongo, y llega un momento en que necesita manifestarse. Así que hoy he escrito esto en un par de momentos libres. Sin casi correcciones, sin reescrituras (puedo ser — era, supongo — muy obsesivo con cada poema), prácticamente escrito tal cual. Y así es como pienso volver a escribir. Pondré aquí lo que me salga, sin mucha vergüenza porque, total, tampoco es que lo de antes lo leyera mucha gente y tuviera un gran público al que decepcionar. Sobre el poema en sí creo que no voy a decir nada por ahora: se supone que tiene que decirlo todo por sí mismo, sin necesitar mucha más explicación.

Antonio Santo es escritor, aunque durante el día oculta su identidad secreta dirigiendo Jaleo, una agencia de comunicación especializada en la industria del videojuego. Ha publicado cosillas aquí y allá en revistas y antologías de poesía joven. En 2008 consiguió la beca de la Fundación Antonio Gala para poder pasarse un año sin tener que fingir que trabajaba. En 2012 fue el único poeta español invitado al World Event Young Artist, encuentro internacional de artistas dentro del programa de los JJOO de Londres. Aunque ya está retirado de las tablas, también se ha pasado 15 años subido en escenarios cantando, contando historias y recitando poesía; tiene un EP llamado "Mi némesis particular" que se puede escuchar gratis en Spotify. Vive en Madrid con su mujer y su hija. Lleva sombrero y su madre dice que es muy apañao.

Carmen

5 años sin escribir

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